La elección de la placa de cocción adecuada para nuestra cocina puede resultar muy complicada, no solo por la variedad de dimensiones y colores, sino también porque nos permitirá aumentar la eficacia de nuestro hogar y ahorrar energía. La placa de inducción tiene varias ventajas que no se deben subestimar. No obstante, precisamos saber las funciones principales para comprender como elegir la mejor en base a nuestras necesidades. A continuación, podrás encontrar una sencilla guía de compra que nos permitirá combinar diseño, consumo y eficacia en nuestra nueva placa de cocción.
Placa de inducción: cómo funciona, pros y contras
Esta tecnología innovadora usa el principio de los campos magnéticos para cocinar los alimentos a la perfección. Debajo del cristal cerámico, hay unas resistencias que reaccionan con el fondo de hierro de las ollas tras recibir el impulso eléctrico.
Precisamente por el modo en que funciona, hay una serie de consideraciones que debemos tener presentes a la hora de comprar una placa de inducción:
- Esta tecnología utiliza electricidad en lugar de gas, es más cara que el metano y, salvo que dispongamos de bombas de calor o paneles fotovoltaicos, es posible que suba la factura de la luz. No obstante, el consumo de electricidad de una placa de inducción es cuantitativamente inferior al consumo de gas; por eso, si tomamos una serie de precauciones, es posible reducir los costes energéticos.
- Solo determinados tipos de baterías de cocina son compatibles con las placas de inducción: las que tienen una base de hierro, porque el material permite una reacción más eficiente con las resistencias bajo las placas. No hace falta decir que se tardará más en calentar y cocinar los alimentos en aquellas ollas con una base de cobre, arcilla o aluminio.
Por otra parte, las placas de inducción tienen muchas ventajas. Entre todas ellas, no podemos olvidar:
- La eficacia térmica, que es máxima (90 %), en comparación con otros sistemas. De hecho, las placas solo calientan la zona cubierta por la olla y la dispersión de calor es mínima, contrariamente a lo que ocurre con una cocina de gas, con una eficacia máxima del 60 %.
- Los tiempos de cocción, que se reducen de manera significativa porque el calor se concentra debajo de la olla. El modo booster (calentamiento rápido) nos permite hervir agua en menos tiempo.
- La placa de inducción es más segura: no hay llamas vivas, ni riesgo de fugas de gas y la única parte que se calienta es la zona debajo de la olla; además, una vez retirada la olla, no hay elementos que generen un campo magnético y, por lo tanto, la placa de cocción dejará de funcionar. Por último, una serie de indicadores de seguridad en el panel de visualización evitan no solo el despilfarro de energía, sino también los accidentes domésticos.
Como elegir la placa de inducción perfecta
En general, se recomienda elegir una placa de cocción que nos permita llegar al punto de ebullición del agua en el menor tiempo posible y con los niveles de consumo más bajos.
Ciertamente, la seguridad y el consumo energético son los elementos más importantes que debemos tener en cuenta a la hora de comprar una placa de inducción.
En lo que respecta al primer aspecto, es importante que la placa de cocción que vayamos a comprar disponga de:
- Un sistema de bloqueo contra el encendido accidental (que también desempeña un papel en el enfriamiento rápido de las placas)
- Un modo a prueba de derrames durante la cocción
- Un indicador de calor residual
Si, en lugar de lo anterior, el elemento más importante es el consumo energético, entonces hay varias soluciones por las que podemos optar. Por ejemplo, usar un panel fotovoltaico para producir nuestra propia energía limpia (con un coste que, a pesar de ser considerable, se amortizará más rápidamente gracias al uso de las placas de inducción). De hecho, algunas placas de inducción cuentan con un dispositivo que limita la potencia generada y nos muestra en el panel de visualización el consumo en vatios.
No obstante, debemos tener en cuenta que el consumo puede superar con facilidad los 2,4 kW, en especial, en modo de calentamiento rápido; si añadimos el uso de otro electrodoméstico al proceso de cocción, superaremos los 3 kW y tendremos que aumentar el límite de potencia de nuestro contador.
Por último, en términos de consumo eléctrico, debe tenerse en cuenta el número de vatios consumido durante el periodo en reposo: puede parecer algo trivial, pero los electrodomésticos también consumen cuando no están siendo utilizados.