El modo en que hacemos la compra puede variar mucho en función de nuestra condición social y estilo de vida: estar casado, soltero, con hijos, jubilado, tener un trabajo a tiempo completo o parcial, entre otras, son características que influyen inevitablemente en el momento de ir a la compra y en la cantidad de tiempo y dinero que le dedicamos. Sin embargo, si la compra se hace de forma inteligente y con un ojo atento a los precios y ofertas, se puede conseguir un buen ahorro a final de mes.
Algunos consejos generales y útiles para todos son:
- hacer siempre una lista de la compra;
- hacer una comparación entre las tiendas y los supermercados, a través de los diversos folletos;
- asegurarse siempre de llevar la tarjeta de fidelidad al comprar en un supermercado;
- leer las etiquetas, con especial atención a las fechas de caducidad de los productos y a las cantidades;
- prestar atención a las ofertas y descuentos;
- comprobar lo que hay en la cesta antes de pagar: ¿hemos cogido todo o falta algo?
Compra inteligente: cómo hacerla
Una de las formas más seguras de comprar de forma inteligente es atenerse lo más posible a la lista elaborada: de este modo se evitan las compras innecesarias y, en consecuencia, el despilfarro. Para un mismo producto, es aconsejable comprobar si existen condiciones de compra favorables para la compra de uno y no del otro (precio más bajo, mayor cantidad, ofertas acumuladas o no, fecha de caducidad más larga, etc.).
Evitar las compras compulsivas de productos que no se consumirán. Esta no es solo una regla de sentido común, sino también el consejo más importante para completar la compra de una manera inteligente y ahorrar dinero.
Hacer la compra: cómo ahorrar
Las estructuras de los supermercados tienen una logística y un posicionamiento de los productos muy similar y bien estudiado por los especialistas en marketing. La sección de frutas y verduras suele encontrarse cerca de la entrada, para dar una sensación inmediata de limpieza y frescura, mientras que los chicles, los huevos de chocolate, los caramelos y las tarjetas de recarga telefónica se colocan normalmente a lo largo de las cajas, porque, mientras esperamos, se nos puede ocurrir comprar más. Además, los artículos para niños se ponen a la altura de sus ojos... ¡así que es mejor que vayas a la compra sin niños!
Aprovechando las actitudes típicas del comportamiento humano, tampoco es aleatoria la disposición de los productos en las estanterías: en Occidente se lee de izquierda a derecha, por lo que los productos más caros suelen estar dispuestos en la parte superior izquierda hasta llegar a los menos caros que, por lo tanto, se encuentran en la parte inferior derecha. Esta técnica está ligada a otro comportamiento del comprador, especialmente típico de los hombres de entre 20 y 50 años, que es entrar y salir del supermercado lo antes posible. Estas personas tienden a comprar el primer producto que se presenta ante sus ojos (arriba a la izquierda, como decíamos).
No hace falta decir que no tener prisa es una condición fundamental para hacer compras adecuadas y conscientes y no llegar a la caja con un carrito lleno de cosas innecesarias y costosas. Buscar los mejores productos basados en la relación calidad-precio es una de las cosas más inteligentes que se pueden hacer.
Por último, pero no por ello menos importante, el consejo específico para la compra de frutas y verduras es seguir la estacionalidad de los productos. Vale la pena comprar frutas y verduras de temporada porque los precios por kilo son mucho más bajos que los de los alimentos fuera de temporada.
Hacer la compra: lo que no debe faltar
Al hacer la compra hay cosas que debemos comprar siempre para no encontrarnos con la nevera vacía y también para evitar estar desprevenidos en caso de visitas sorpresa de familiares y/o amigos.
Para aquellos que compran todos los días, el pan es generalmente un producto que debe adquirirse siempre. Otras cosas que se deben tener y que deben ser compradas con la fecha de caducidad más tardía posible:
- pasta (ten siempre por lo menos un kilo para emergencias);
- condimentos variados;
- leche fresca o de larga duración;
- cafè;
- alimentos congelados (carne, verduras);