Organizar y almacenar los alimentos en el frigorífico de forma correcta puede ayudarte a mantenerlos frescos más tiempo: nuestras abuelas lo sabían, y por eso hemos heredado algunos trucos para evitar desechos de comida. A continuación, algunas pistas para prevenir el moho, los malos olores y el rápido deterioro.
Venciendo al moho
Cuando hablamos de alimentos frescos, el moho está siempre al acecho. La regla número uno es limpiar regularmente el frigorífico con agua y bicarbonato y/o vinagre. Según el contenido del frigorífico: la mejor forma para mantener champiñones o ensalada troceada es envolviéndolos en papel absorbente. Para evitar moho en fruta y verdura, lavarla con agua y vinagre y envolverla en bolsas de papel. Cuidado con las manzanas, es mejor guardarlas fuera del frigorífico, o como mínimo, alejadas de otros alimentos para evitar que maduren o se estropeen.
Cómo evitar olores desagradables
Una limpieza regular de tu frigorífico es esencial, y además, existen otros remedios caseros: para evitar olores desagradables, simplemente debes meter en el frigorífico un vaso lleno de bicarbonato o con un algodón empapado en vinagre. ¿Quieres solucionar el problema de la humedad? En vez de un vaso lleno de bicarbonato, llénalo con un puñado de arroz crudo.
Es esencial mantener el frigorífico limpio y sin que se forme hielo en las paredes para asegurar que funciona correctamente y que mantiene la temperatura deseada.
Algunos alimentos no necesitan refrigerarse, de hecho, el frío los daña. Entre ellos encontramos frutas exóticas, cítricos, tomates, judías verdes, pepinos y calabacines. Toda la fruta y verdura que tenga que madurar debería mantenerse a temperatura ambiente. Hay que dejar enfriar completamente los platos cocinados antes de meterlos en el frigorífico para evitar la condensación y subidas repentinas de temperatura dentro del frigorífico.
Mantener claramente separada la comida cruda de la cocinada para evitar la contaminación, y conservar los alimentos en contenedores limpios con tapa.
Cómo colocar los alimentos en el frigorífico
La organización de los alimentos depende de los propios alimentos, pues cada uno necesita su temperatura adecuada. La carne y el pescado deberían guardarse en la parte más fría del frigorífico, preferiblemente en cajones diseñados para ello. El pescado destripado y lavado debería consumirse en 24 horas. La carne tiene un tiempo de conservación diferente, dependiendo del tipo de corte y clase de carne.
En la parte con la temperatura más alta (generalmente el cajón de abajo) se deben colocar la fruta y verdura a la que pueda afectar las bajas temperaturas y deberían comerse cuanto antes para evitar que se estropeen.
El queso curado debería guardarse en la parte más alta del frigorífico para protegerlo de un calor o frío excesivo, y el queso fresco en la parte baja donde la temperatura es de 2-4ºC.
¿Qué debes guardar en el congelador?
El congelador es un aliado formidable en la conservación de fruta y verdura fresca, pues congelada durará más que la que mantenemos en el frigorífico. Lo ideal es congelar alimentos en contenedores limpios con una etiqueta que tenga el nombre del alimento y la fecha de congelación.
Antes de meter la comida cocinada en el congelador, asegurarse de que se ha enfriado completamente. Por otro lado, para descongelar comida, no debe dejarse fuera a temperatura ambiente, sino que se debería meter en el frigorífico hasta que se descongele completamente.
Tendrás los ingredientes siempre listos para hacer un buen sofrito si cortas y congelas ajo y cebolla. Para conservar hierbas aromáticas, cubrirlas con aceite de oliva y congelarlas en los recipientes para hacer cubitos de hielo. Para tener siempre pan fresco disponible, cortarlo en rodajas y congelarlo hasta que lo necesites.
Recuerda, los alimentos descongelados pueden congelarse solo una vez y deberían consumirse cuanto antes.
Frescor duradero
Mantener la temperatura interior del frigorífico en unos 4-5º C y la temperatura del congelador en unos -18º C para consevar de la mejor forma posible todos tus alimentos. Sitúa tu frigorífico alejado de fuentes de calor y ábrelo solo cuando sea necesario, asegurándote de cerrarlo rápidamente.
Al menos sigue alguno de los consejos para alargar la vida de los alimentos que guardas en el frigorífico y mantenlos sabrosos: ¡inténtalo!